viernes, 20 de abril de 2012

Rojo coqueto, rojo violento.

Acá regreso, en abril siempre he de escribir. Se me acaba el mes y por poco me voy en blanco como en marzo. No más, así que me aplico.

Mi color favorito solía ser el azul, lo usaba muchísimo, pero algo pasó que ahora tengo predilección por otro color. El rojo me gusta, el color me parece de lo más bonito, llamativo, vivaz y elegante. El rojo lo llevo en alguna parte, casi diario. El rojo es un punto focal, es una marca a seguir, es pasión, es peligro, es revolución, es riqueza, es poder. El rojo es conquista, es violencia, es valentía, es también fuego, es vitalidad, es coquetería y es sensualidad.


Cuando cumplí veinte años me compré mis primeros zapatos rojos y no eran cualquier cosa, quise unas zapatillas que tenían un diseño que asemejaban un poco a zapatillas de ballet, tenían correas que subían al tobillo como listones y puntas redondeadas, me encantaban. Los cuidé y me duraron años. Después, mis papás me regalaron un par de ballerinas rojas, la cosa más adorable. Hoy, no tengo un par de calzado rojo en mi haber, pero ando en busca de uno. ¿Qué es esta fijación por los zapatos rojos? Vayan ustedes a saber, pero es un hecho.



Ya saben para dónde voy. Desde hace un tiempo tengo la costumbre de publicar entradas de adaptaciones de cuentos para niños a películas de no tan niños. No es que el señor Hans Christian Andersen haya escrito propiamente un cuento lindo, la verdad es que como todos los cuentos de la época, tienen finales terribles, con moralejas fuertes en los que se aprenden las lecciones a base de situaciones dignas de las peores pesadillas. "Los Zapatos Rojos", cuenta la historia de una niña muy pobre llamada Karen, que queda huérfana y es adoptada por una buena mujer, cuando la benefactora decide confirmar a la niña la lleva a comprar zapatos nuevos. Karen queda prendada de una zapatillas de baile rojas y gracias a que la señora no tiene buena vista, se las compra. Karen no tiene idea de lo que la vanidad y la coquetería (que en realidad es el fondo del asunto, una crítica directa a la vanidad de las mujeres y el castigo por ello) le ocasionarán y lo que sufrirá. Las zapatillas terminan haciéndole ver su suerte, arrepintiéndose de su banalidad y fata de recato.



La película que ví, anoche (porque hay otras versiones) es de terror. Del 2005, coreana y dirigida por Yong-Gyun Kim. Cuenta la historia de una mujer que se separa de su marido infiel. Ella y su hija se van a iniciar vida en otro sitio. Un día, la madre se encuentra con un par de zapatillas en el metro y se siente atraída por ellas, se las lleva y su pequeña hija comienza a tener conflictos con ella por sus zapatos y por la manera en la que la mujer comienza a comportarse. No duden encontrar galones de sangre, luces parpadeantes, ambientación tétrica y la típica greñuda vestida de blanco. Hay suspenso del que me gusta, como buena película asiática, cuenta con simbolismo y un uso de la temporalidad que en lo personal me gusta muchísimo.

No recomendada si te impresionas con facilidad, ni para aquellos que duermen solitos, menos si como yo tienes obsesión por los zapatos rojos. le dejo el cuento en el link, una bellísima fotografía de Manuel de Galanes y  el trailer de la película. Besines y besos.





Salu2.